Pero los investigadores detectan una tasa más baja que la que se ha reportado anteriormente
21 de enero de 2016 -- Según un estudio reciente, los bebés muy prematuros podrían tener un riesgo más alto de haber sido diagnosticados con autismo a los 4 años de edad, aunque la investigación cuestiona qué tan altas son esas probabilidades.
El estudio australiano, publicado en línea el 21 de enero en la revista Pediatrics, encontró que poco menos del 2 por ciento de los recién nacidos prematuros y con un tamaño pequeño fueron diagnosticados luego con autismo entre los 2 y los 4 años de edad.
Esa prevalencia, apuntaron los investigadores, es más baja que la observada en estudios anteriores, en que las cifras han variado de alrededor de un 4 a un 13 por ciento.
También dijeron que hay motivos para confiar en la veracidad de sus hallazgos. Este estudio es uno de los pocos que evalúa directamente a los niños, en lugar de utilizar cuestionarios para los padres, apuntó la investigadora líder, Margo Pritchard, profesora de enfermería neonatal de la Universidad Católica de Australia, en Brisbane del Sur.
"Lo que encontramos es que nacer de forma muy prematura es un factor de riesgo, algo consistente con estudios anteriores", dijo Pritchard. "Pero cuando se aplica el rigor diagnóstico, usando una evaluación directa, la tasa de autismo es más baja que la reportada en otros estudios".
Sin embargo, el Dr. Paul Wang, vicepresidente principal de investigación médica de Autism Speaks, una organización sin fines de lucro, dijo que no está claro cómo interpretar la prevalencia más baja.
Los métodos de los estudios son distintos, y algunos han seguido a los niños por periodos más largos (hasta los 8 años o más), así que resulta difícil saber qué estimados se acercan más a la verdad, comentó Wang.
En lugar de ello, consideró los nuevos hallazgos como un respaldo adicional al panorama general. "La prematuridad y el bajo peso al nacer son factores de riesgo del autismo", señaló Wang.
Pero también enfatizó que no hay un solo factor contribuyente al trastorno del espectro autista, un trastorno del desarrollo que se cree que afecta a uno de cada 68 niños de Estados Unidos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.
El autismo es complejo, dijo Wang, y la mezcla de causas varía de un niño a otro. Pero en general, los expertos creen que comienza con una vulnerabilidad genética, en combinación con ciertas exposiciones ambientales en un momento crítico del desarrollo, en particular en el útero.
Los investigadores siguen intentando comprender las influencias ambientales, comentó Wang.
Según Autism Speaks, los estudios han implicado varios factores además del nacimiento prematuro. Incluyen a los padres con una edad más avanzada, además de la exposición prenatal a ciertas infecciones, a la contaminación atmosférica o a fármacos particulares, como el ácido valproico (Depakote), un anticonvulsivo.
Para el nuevo estudio, el equipo de Pritchard evaluó a 169 niños pequeños nacidos antes de la semana 29 de embarazo. Se les examinó a los 2 y a los 4 años de edad por posibles señales del autismo, como retrasos en el lenguaje, o una falta de interés en los demás niños.
En general, un 13 por ciento de los niños tuvieron resultados "positivos" y se sometieron a más evaluación. Al final, justo por debajo del 2 por ciento fueron diagnosticados con autismo.
Pero Wang apuntó que casi todos los niños que resultaron positivos pero que no recibieron un diagnóstico formal tenían problemas significativos con la comunicación, con el juego imaginativo o con las conductas repetitivas, por ejemplo.
Y dado que los bebés muy prematuros están en riesgo de varios problemas del desarrollo, diagnosticar el autismo de forma definitiva a una edad temprana puede resultar difícil, explicó Wang.
Pritchard se mostró de acuerdo en que determinar el autismo en esos niños es difícil. Pero añadió que evaluaciones que son el "estándar de excelencia", como la Escala de Observación para el Diagnóstico del Autismo (que se utilizó en este estudio) pueden ayudar a diagnosticar el trastorno a una edad temprana.
Sea cual sea la verdadera prevalencia de autismo entre los prematuros, es importante que esos niños reciban evaluaciones rutinarias del desarrollo, enfatizaron Wang y Pritchard.
"Hay que seguir y evaluar de cerca a todos esos niños", dijo Wang. De esa forma, cualquier discapacidad (física, mental o social) se puede detectar pronto y ser abordada.
"Identificar las diferencias tempranas en el desarrollo puede ayudar a vincular a los niños con unas prácticas efectivas de intervención", concurrió Pritchard.
Añadió que "la moraleja es aprovechar la monitorización del desarrollo y mantener a los niños nacidos de forma muy prematura en esos programas durante toda la niñez".
El estudio australiano, publicado en línea el 21 de enero en la revista Pediatrics, encontró que poco menos del 2 por ciento de los recién nacidos prematuros y con un tamaño pequeño fueron diagnosticados luego con autismo entre los 2 y los 4 años de edad.
Esa prevalencia, apuntaron los investigadores, es más baja que la observada en estudios anteriores, en que las cifras han variado de alrededor de un 4 a un 13 por ciento.
También dijeron que hay motivos para confiar en la veracidad de sus hallazgos. Este estudio es uno de los pocos que evalúa directamente a los niños, en lugar de utilizar cuestionarios para los padres, apuntó la investigadora líder, Margo Pritchard, profesora de enfermería neonatal de la Universidad Católica de Australia, en Brisbane del Sur.
"Lo que encontramos es que nacer de forma muy prematura es un factor de riesgo, algo consistente con estudios anteriores", dijo Pritchard. "Pero cuando se aplica el rigor diagnóstico, usando una evaluación directa, la tasa de autismo es más baja que la reportada en otros estudios".
Sin embargo, el Dr. Paul Wang, vicepresidente principal de investigación médica de Autism Speaks, una organización sin fines de lucro, dijo que no está claro cómo interpretar la prevalencia más baja.
Los métodos de los estudios son distintos, y algunos han seguido a los niños por periodos más largos (hasta los 8 años o más), así que resulta difícil saber qué estimados se acercan más a la verdad, comentó Wang.
En lugar de ello, consideró los nuevos hallazgos como un respaldo adicional al panorama general. "La prematuridad y el bajo peso al nacer son factores de riesgo del autismo", señaló Wang.
Pero también enfatizó que no hay un solo factor contribuyente al trastorno del espectro autista, un trastorno del desarrollo que se cree que afecta a uno de cada 68 niños de Estados Unidos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.
El autismo es complejo, dijo Wang, y la mezcla de causas varía de un niño a otro. Pero en general, los expertos creen que comienza con una vulnerabilidad genética, en combinación con ciertas exposiciones ambientales en un momento crítico del desarrollo, en particular en el útero.
Los investigadores siguen intentando comprender las influencias ambientales, comentó Wang.
Según Autism Speaks, los estudios han implicado varios factores además del nacimiento prematuro. Incluyen a los padres con una edad más avanzada, además de la exposición prenatal a ciertas infecciones, a la contaminación atmosférica o a fármacos particulares, como el ácido valproico (Depakote), un anticonvulsivo.
Para el nuevo estudio, el equipo de Pritchard evaluó a 169 niños pequeños nacidos antes de la semana 29 de embarazo. Se les examinó a los 2 y a los 4 años de edad por posibles señales del autismo, como retrasos en el lenguaje, o una falta de interés en los demás niños.
En general, un 13 por ciento de los niños tuvieron resultados "positivos" y se sometieron a más evaluación. Al final, justo por debajo del 2 por ciento fueron diagnosticados con autismo.
Pero Wang apuntó que casi todos los niños que resultaron positivos pero que no recibieron un diagnóstico formal tenían problemas significativos con la comunicación, con el juego imaginativo o con las conductas repetitivas, por ejemplo.
Y dado que los bebés muy prematuros están en riesgo de varios problemas del desarrollo, diagnosticar el autismo de forma definitiva a una edad temprana puede resultar difícil, explicó Wang.
Pritchard se mostró de acuerdo en que determinar el autismo en esos niños es difícil. Pero añadió que evaluaciones que son el "estándar de excelencia", como la Escala de Observación para el Diagnóstico del Autismo (que se utilizó en este estudio) pueden ayudar a diagnosticar el trastorno a una edad temprana.
Sea cual sea la verdadera prevalencia de autismo entre los prematuros, es importante que esos niños reciban evaluaciones rutinarias del desarrollo, enfatizaron Wang y Pritchard.
"Hay que seguir y evaluar de cerca a todos esos niños", dijo Wang. De esa forma, cualquier discapacidad (física, mental o social) se puede detectar pronto y ser abordada.
"Identificar las diferencias tempranas en el desarrollo puede ayudar a vincular a los niños con unas prácticas efectivas de intervención", concurrió Pritchard.
Añadió que "la moraleja es aprovechar la monitorización del desarrollo y mantener a los niños nacidos de forma muy prematura en esos programas durante toda la niñez".
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